martes, 13 de marzo de 2018

Crítica: LA ZORRA VANIDOSA


Una lección para la vida

Palosanto Teatro, un grupo de teatro enfocado en las obras para la familia y los niños, con mensajes sobre el medio ambiente y la comprensión, basa sus puestas en escena en narraciones escritas del literato José María Arguedas. En esta oportunidad, nos traen, en un nuevo reestreno de su obra original, escrita y dirigida por Ismael Contreras, “La Zorra Vanidosa”, inspirado en una narración del famoso escritor peruano.

Son las 5 de la tarde en punto y los encargados del auditorio llaman en orden al público, 10 minutos después y del medio del público, sale Ismael a presentar la obra dando una breve introducción e invitando a todos a avisar a otros a verla; antes de retirarse, pide unas palmas para llamar a la Zorra Vanidosa (Yasmín Incháustegui), quien aparece desde el telón y empieza con un musical admirando su cola. Los actores se presentan con una musicalización propia y cantan en vivo, lo que genera una emoción en el público. Esta musicalización coincide en los momentos en que la historia tiene giros inesperados, pues la obra no es predecible y el público se divierte en todo momento, en especial los niños. El escenario es preciso y muy bien ambientado simulado un bosque en un valle andino y un árbol bien ornamentado.

El tema principal gira en torno al egoísmo que tiene la Zorra y como esta actitud genera que sea vista como un personaje ocioso y vividor por otros habitantes el bosque, como la Ratona (Geraldine Díaz) o la Liebre (Daniel Zárate). La vestimenta de los actores está perfectamente trabajada y creíble, tanto la de la Zorra como el traje andino de la Ratona, el traje rústico de la Liebre o el poncho del amigo-cómplice de la Zorra, el Chivo (Juan de los Santos). La Ratona, en una escena, hace un juego de zancos que impresiona al público. Lo más interesante de la puesta es la gran capacidad de los actores para improvisar los diálogos que muchas veces son interrumpidos por comentarios de los niños, sentados en primera fila; los actores dialogan con ellos y adaptan inmediatamente la conversación que tenían con el otro actor de tal manera que la interrupción no genera una “ruptura” en la narración dramática. Estas “interrupciones” y comentarios ingenuos de los niños, lejos de distraer o causar molestia, enriquecen la obra y la hacen más real y atractiva para todos.

La historia de “La Zorra Vanidosa” es una obra dirigida para toda la familia y nos deja una valiosa lección para la vida: el egoísmo destruye las relaciones sociales y hace daño a las personas que uno más quiere. Está en temporada de verano hasta el 15 de abril y puede verse en el auditorio del Centro Cultural CAFAE, ubicado en la Av. Arequipa 2985, San Isidro.

Enrique Pacheco
13 de marzo de 2018

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