martes, 30 de enero de 2018

Entrevista: CELESTE VIALE

“El trabajar como actriz te sana, te alimenta”

El encanto y sabiduría de Celeste Viale Yerovi saltan a primera vista; heredera de un legado familiar de intelectuales y artistas –Celeste es nieta del periodista, poeta y dramaturgo Leonidas Yerovi-, no ha sido casualidad que el año pasado haya celebrado 50 años de incansable carrera artística. “El teatro me ha dado muchas cosas, me ha dado grandes maestros, grandes compañeros, hermosas amistades, alianzas increíbles e importantes para poder seguir adelante y muchas enseñanzas y bueno, me ha dado a mis dos hijos, a mi esposo, me ha dado este teatro maravilloso, el teatro Ricardo Blume… Creo que el teatro en todo lo que son trabajo en equipo, solidaridad, valores, ha sido bien importante”, refiere.

Formación y homenajes

Celeste Viale cuenta con una formación integral en diferentes especialidades, las cuales se han complementado naturalmente a lo largo de su carrera. Estudió periodismo en la Universidad Católica, se formó como docente, además tiene una maestría en Comunicaciones. “He seguido mi carrera en el teatro, la cual he desarrollado desde que empecé en el TUC. Soy actriz; directora de teatro para la infancia, que es una de mis especialidades dentro de lo que es el teatro; y también dramaturga y profesora”. Celeste opina que todas estas disciplinas tienen su encanto, pues el trabajar como actriz sana y alimenta; la dramaturgia es un trabajo más solitario, de mucha angustia, pero sí de mucha reflexión, de investigación, no es de tanta exposición como el actor. “Y la dirección también tiene su encanto, ahí tienes que toparte con otras dificultades: los actores, los tiempos, la producción, ahí es más complejo; y enseñar, yo soy educadora de formación y bueno, la enseñanza es uno de mis placeres. Cuando yo decidí estudiar educación, era justamente para complementar esta actividad teatral que yo había empezado”, nos comenta.

Galardonada por Oficio Crítico con el premio de Dramaturgia “Sara Joffré” 2017 por la obra Yerovi, vida y muerte de un pájaro cantor, Celeste nos habla de un año de homenajes. “Nosotros hicimos desde Aranwa una propuesta, un proyecto para celebrar los 100 años de la muerte de Leonidas Yerovi, que es mi abuelo. Entonces, dijimos, tenemos un teatro, tenemos un centro cultural, cumple 100 años de fallecido, entonces vamos a hacerle un homenaje, lo justo es eso; decidimos junto con el comité directivo hacer tres obras dentro de lo que era las actividades teatrales, porque el programa de un año incluía conferencias, publicación de libros”. En la parte teatral, Aranwa estrenó primero Un país tan dulce, con dramaturgia de Celeste y la dirección de Alberto Isola. “Tomamos una selección de sus letrillas políticas y se armó una estructura dramática, tomamos el tema del carnaval, recreamos esa producción, esos fragmentos, esas poesías. Luego vino la obra La pícara suerte, que estrenó Mateo (Chiarella), bajo su dirección, que sí es una obra de él y luego hicimos Yerovi, vida y muerte de un pájaro cantor, yo sufrí un poco porque consideraba que el hombre Yerovi, de gran nobleza, un hombre muy querido, muy popular, había quedado como solidificado en una imagen de bohemio, trasnochador, jocoso, humorista, muy hábil”. Pero Celeste conocía su vida, llena de dificultades y que terminó trágicamente además, muy joven, hijo único de madre soltera. “Entonces, una serie de vicisitudes que tuvo que pasar en su vida, que yo siempre las llevaba en el corazón con pena y también porque vi a mi madre sufrir, porque no había conocido a su padre, las circunstancias que rodearon a su muerte no fueron las más favorables, tuvo un juicio muy cargado de vicios”. Celeste decidió entonces, reivindicar a Yerovi, habiendo él aportado tanto al teatro, a la poesía, al periodismo. “Me dije que este es el momento, escribí la obra y quedé encantada, porque la dirección de Jorge Chiarella, los actores, todos los que participaron pusieron mucho interés, mucho cariño y la cereza de la torta fue el premio, que terminó de llenarme de alegría, realmente, no me lo esperaba, yo estuve muy emocionada”.

Precisamente, acerca del legado de Sara Joffré, Celeste afirma que “esa es una de las razones por las cuales me emocioné también, y valoro mucho el premio que tuvieron a bien otorgarme, porque yo conocí a Sara y sé la mujer que fue, la trabajadora que fue del teatro, la pensadora que fue del teatro, yo le tenía mucho aprecio y mucho reconocimiento a su trabajo”. Para Celeste, Sara fue una mujer incansable que todo el tiempo estaba buscando a las nuevas generaciones para poder transmitir todo lo que ella sabía, siempre dispuesta a aportar, a seguir trabajando. “Era dramaturga, también fue actriz, era directora, y, sobre todo este papel que desempeñaba en el teatro, ella fue creadora de las muestras de teatro peruano, después de una revista; todo el tiempo estaba en actividad, era realmente un ejemplo de que a pesar de las dificultades que tiene este campo del teatro, ella nunca paró y siempre estuvo presente, enseñaba, daba conferencias, dirigía, era crítica y era mujer”, nos cuenta con emoción.

Familia y teatro

Con sus raíces cimentadas en el mundo del arte, Celeste Viale ha formado su propia familia –está casada con el actor y director Jorge Chiarella, con quien tiene dos hijos Mateo y Jerónimo, dedicados también al teatro-, la cual está inevitablemente ligada a las artes escénicas. Es así, que la vida familiar se ha desenvuelto en este medio. “Trabajar con la familia tiene sus ventajas y sus desventajas”, advierte. “La ventaja es que todos tenemos un interés común, amamos el teatro, es nuestra pasión, siempre hemos trabajado en esa línea o como dramaturgos, o como actores, o directores; y hacer este proyecto (dirigir el Teatro Ricardo Blume) nos ha consolidado como familia, pero, obviamente tenemos nuestras distintas perspectivas, nuestros distintos puntos de vista”. Otro reto que enfrenta la familia Chiarella Viale es el de tomar acuerdos y decisiones, ya que por ser un proyecto de gran envergadura como es el mantener un teatro y sostenerlo emocionalmente, existen diferencias en criterios y se deben asumir algunos riesgos. “Pero, finalmente, creo que nos complementamos, y siempre el interés es el teatro; como tenemos la escuela de formación, también nos interesa muchísimo la parte pedagógica, la formación del actor, las herramientas que les damos, a nivel no solo de técnica sino también el desarrollar capacidades para una reflexión sobre el país, sobre lo que nos pasa”. Y es que las obras estrenadas en Aranwa siempre han tenido un sello, pues siempre son temas fuertes que tienen que ver con el hombre, con lo que le pasa a la humanidad, o con coyunturas específicas, políticas. “Entonces, hacemos un teatro fuerte, bien definido y eso es lo que nos hace felices, sobre todo Coco (Chiarella) y yo, que decidimos dedicarnos a esto en esta última de recta de nuestras vidas”.

Celeste nos da, con mucha franqueza, sus impresiones acerca del movimiento teatral de nuestros días. “Yo creo que hay un panorama bien interesante, y esto es producto de que hay distintas escuelas, hay muchos más centros de formación desde distintas perspectivas, distintas corrientes y eso me parece que es muy saludable, porque la gente tiene la posibilidad de elegir, no a toda la gente le gusta el teatro que tú haces, pero hay gente a la que sí le gusta”. Eso sí, refiere que lamentablemente, todavía no hay el público necesario para todas estas opciones, porque hay mayor oferta que demanda.

Respecto a los jóvenes que se preparan para ser actores, Celeste comenta que “los chicos que egresan arman sus propios espacios, con sus propias propuestas, van buscando, asumen nuevos retos; desde que entran ya saben los que les va a tocar: luchar, competir en un escenario social difícil, y ahí están trabajando”. Esa es la enseñanza que Celeste afirma reciben los alumnos en Aranwa. “No va a ser fácil, ahora estás aquí en una escuela, pero después te las vas a tener que ver solo, entonces cuantas más herramientas tenga, no solamente en teatro sino también como personas, será mejor. En cuanto desarrollen más responsabilidad, cuanto más disciplina desarrollen, entonces va a ser mejor”, sostiene.

Talento y disciplina en la profesión artística

Celeste Viale es contundente en su posición en cuanto al tema del talento, la vocación y la perseverancia en la profesión teatral y del arte en general. “El talento es algo que es innato pero con talento y sin disciplina, sin pasión, no haces nada. La disciplina, la persistencia te puede volver un actor mucho más destacado que una persona que tiene talento y no lo sabe aprovechar o lo desperdicia”. Asegura además, que el tema de la televisión, por ejemplo, ejerce una seducción muy grande, mucho más que el cine. “Lo importante es saber entrar y salir de la televisión, que se pueda manejar los distintos escenarios; cuando estás en la televisión es un campo de acción que tiene ciertas características y el teatro tiene unas propias, más aún cuando es teatro independiente que tiene ciertas condiciones en las que se trabaja. Pero si tú no sabes hacer esa distinción entre lo que es la televisión y lo que es el teatro, entonces sí estás mal, estás muerto”. Agrega además, que el actor hace cine, teatro, televisión, eventos, pero debe aprender a moverse en todos estos espacios y cómo se mueven los hilos en cada uno. “Se trata de ubicarse, y a mí me parece bien que los chicos transiten por todo, porque es parte también de la madurez”.

Para Celeste, el teatro es una actividad de grupo, un acto colectivo. “Si una pieza por más pequeña que sea no funciona, no funciona nada, es una maquinaria. Como el teatro es un arte vivo, no hay eso de que vuelves a grabar y repites, entonces necesita mucho más presencia, más concentración, pasión no por la actuación, por el teatro”. Celeste afirma que el mundo de la actuación es muy grande y los alumnos no pueden tener pasión por la actuación, si no tienen pasión por el teatro. “Si amas y tienes pasión por el teatro, entonces vas también a amar el trabajo del productor, del director, del otro compañero, del vestuarista. Lo que tú hagas o dejes de hacer, lo que tú hagas bien o lo que hagas mal, influye dentro del teatro”. Es por ello que para Celeste, el teatro es tan importante para la infancia y, lamentablemente, tan poco valorado por actores, directores, críticos, productores; pero lo que se haga en ese espacio del teatro para la infancia va a repercutir para siempre. “A veces los actores no nos damos cuenta que si estamos frente a una pieza de teatro para la infancia, podemos hacer que ese niño deteste el teatro o quiera ir siempre al teatro. El público en general, si ve una pieza de teatro para la infancia y ve que su hijo se entusiasma, lo va a querer llevar siempre. Entonces, el teatro puede ser la mejor arma para seguir apreciándolo o la peor arma también, te puede llevar a que la gente ya no quiera regresar más”.

“Yo hago teatro para la infancia desde hace muchísimo tiempo, empecé dirigiendo casi apenas salí del TUC, me llamaron al Grupo Telba, allí empecé dirigiendo teatro para la infancia”, recuerda Celeste, quien viene escribiendo y dirigiendo ininterrumpidamente teatro para la infancia. “En verdad empezamos por la sala y nos dicen que nos tenemos que acomodar a los requerimientos de la obra para adultos: si tienes un árbol en el escenario, porque la obra de adultos tiene su árbol, y tu obra pasa en un desierto, por decirte, tú verás cómo haces con el árbol; hay poca sensibilidad”. Celeste opina acerca del teatro infantil como voz autorizada, pues se ha dedicado a este rubro desde la década del setenta, refiriendo que en aquellos tiempos existían críticos de teatro especializados en teatro infantil, como Alfonso La Torre y Gregor Díaz. “Ahora dónde está la crítica de teatro para la infancia, dónde están las carteleras del teatro para la infancia serias, completas; dónde está el interés superior del niño”, refiere con contundencia. Añade que “habría que reformular eso, por ello con Alberto Isola creamos Cola de cometa y ahí estamos, trabajando en esa línea, no queremos cambiar nada pero sí pretendemos hacer un teatro para la infancia responsable, riguroso y caminar en esa línea con otros grupos”.

¿Y el teatro para qué?

Celeste nos da su perspectiva acerca del rol del teatro como medio de entretenimiento para la sociedad. “El público debe irse con interrogantes y bueno, deben buscar respuestas”. Además, afirma que el teatro no pretende enseñar nada, pues lo que hace es sacar a la luz circunstancias, vidas, historias que no se ven o que no se saben, o que se saben y se enfocan desde otro punto de vista y se muestran, un lado que es sacado de la oscuridad y se muestra. “Esa es la función del teatro, independientemente que sea trágico, cómico, etc, el teatro te debe dar luz, para mí el teatro es luz”. Asegura a su vez, que existe la creencia que el teatro para la infancia es una clase y que al final se debe dar la moraleja. “Y tampoco es así, porque el niño va a interiorizar todo, lo va a procesar y va a salir a la luz”. Para Celeste, que una persona se haya llenado con esa luz que da el teatro, es suficiente para transmitir el mensaje a otras personas.

Con relación a los temas controvertidos en el teatro, Celeste afirma que “el teatro tiene que mostrar lo que no ves o lo que no quieres ver, te puede iluminar o tú puedes seguir sin entender o seguir cegado”. El teatro debe presentar los grandes problemas de la humanidad y eso lo convierte en filosofía. “Alguien dijo que el teatro era el último resquicio que le queda a la filosofía, porque el teatro es filosofía, justamente, porque aborda estos temas, por ejemplo, sobre las relaciones de pareja se ha escrito hace bastante tiempo, pero, ahora el tema es qué le está preocupando a una pareja, si tiene o no tiene hijos; o a la mujer, si decide ser madre o decide no serlo, que es también un tema controversial; entonces vemos una obra que plantea el tema, escuchamos y vemos”. Para Celeste estos temas controversiales puedan ser tratados en el teatro, pero que, como dramaturga, tiene que haber conflicto entre las partes, porque el teatro es conflicto y tiene cada una tiene que estar bien sustentada. “Los grandes temas que le preocupan al hombre ahora son las guerras, el feminicidio, la igualdad de género; pero se habla de algo que generalmente no se ve; esa es una de las grandes riquezas del teatro: el poder sacar de la oscuridad algo y ponerlo en el escenario”.

Celeste Viale confiesa que el teatro es entrega y a veces le ha quitado momentos familiares. “Me hubiera gustado pasar más tiempo con mis padres, sobre todo, con mi mamá que tuvo una enfermedad los últimos años. Ella nunca me prohibió nada del teatro, ella menos que nadie pues era hija de mi abuelo y es gracias a ella que hice esta obra (Yerovi, vida y muerte de un pájaro cantor), porque compiló toda la obra de mi abuelo, porque era la forma en que lo podía conocer, entonces, espero que esté contenta”, reflexiona Celeste, quien refiere además que pudo estar un poco más cerca de sus hijos, aunque confiesa que iban juntos a todas partes y mientras actuaba con su esposo en el teatro, los hijos estaban arriba jugando. Ella recuerda también esos momentos en los que habían muchas lágrimas que demandaban los papeles de teatro, por los proyectos que no se concretaban, por el escaso público, por las funciones suspendidas, el poco interés en el teatro para la infancia, el desprecio de algunas personas respecto a este tipo de teatro; sin embargo, para ella “el teatro es un trabajo muy duro, pero muy bonito, a veces, ingrato, ahora más todavía porque si no pasas por la televisión no existes”. En estos tiempos de exposición, Celeste asegura que el teatro en relación a la televisión, está descompensado en ese sentido. “También atravesamos algunas dificultades económicas, aunque yo he tenido la suerte de estudiar otras cosas y me puedo ayudar”. Sin embrago, ella valora mucho su experiencia en un estilo de teatro más comunitario. “No ganábamos un sol, porque todo era para la producción; pero teníamos otros trabajos y hacíamos nuestro teatro; los fines de semana compartíamos en mesas larguísimas de almuerzos, muy lindo”. Añade, eso sí, que los tiempos han cambiado en ciertos aspectos. “Cuando hay un papel en el piso y el actor no lo recoge, porque no es su chamba… pero bueno, así están los tiempos”.

Finalmente, Celeste deja un mensaje al público: “Que vayan al teatro y lleven a sus hijos, que sepan escoger bien, el teatro tiene su propia magia, así que llevemos a los niños a aquellos teatros que puedan ofrecer la verdadera magia del teatro, que se diferencie de lo que ve en la tele, que descubran otro mundo para que sus hijos descubran otro mundo”. Así como el teatro tiene sus propias reglas, su propio encanto, los niños descubrirán otras cosas que no descubren en otros espacios; además de ser el futuro público del teatro ya para adultos. “Se van a sorprender de todo lo que puede darles el teatro y todo lo que va a perdurar esa experiencia, se va a quedar marcada, entonces, promuevan el teatro en sus casas, con sus familias”. Y a los actores y a la gente de teatro, Celeste los conmina a “que apuesten, que arriesguen y siempre con humildad, yo no quiero dar lecciones a nadie, cada uno va aprendiendo en el camino que va trazándose, pero, en todo caso nosotros enseñamos eso en nuestra escuela (del teatro Ricardo Blume) y que no esperen a que los llamen, sino que sean los agentes de su propio destino”.

Maria Cristina Mory Cárdenas
30 de enero de 2018

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