domingo, 4 de diciembre de 2016

Crítica: LA MUCHACHA DE LOS LIBROS USADOS

Inocencia perdida

La puesta en escena inicia cuando las luces generales se apagan y se siente unos pasos fuertes, acompañados por una canción. Es ahí cuando se encienden las luces y los actores entran en conjunto, giran por todo el escenario, cantando: “La niña María ha salido del baile, baila que baila y si no lo hace, castigo le darán”. Es entonces que la niña de los libros usados (Mayella Lloclla) se aleja del círculo y les dice que anoten.

La historia nos relata la vivencia que tiene esta muchacha de los libros usados, que con solo 14 años y hoy siendo una mujer de aproximadamente 50 años, nos cuenta su historia desde un hospital. Lo que ella recuerda es que solía leer libros; cada vez que buscaba el cariño de su mamá, ella siempre estaba ausente. Tanto así, que un día sale a comprar y nunca más volvió. Cada vez que su papá le decía para hablar, ella solo atinaba a escucharlo, pero todo esto cambió cuando un día su padre decide venderla y entregarla en matrimonio al Coronel (Antonio Aguinaga), haciendo prometer de no consumar el matrimonio hasta que tenga su primera menstruación.

Y la muchacha acepta, porque cree que la vida es así y es la vida que le tocó vivir, ya que vivía en una atmósfera de mucha opresión. Ella solo obedece, es ahí cuando empieza su nueva vida: en el cuartel aprende a vivir en un lugar rígido, con un militar y a la edad que ella tiene, solo quiere explorar. Pero siente que no puede, ya que cada vez que intentaba decir o hacer algo, el coronel tiende a limitarla. Es así que cuando ella empieza a crecer, se da cuenta de algunas cosas que no están bien con su vida y en ese proceso de querer experimentar, se da cuenta que llegó la hora: dejó de ser niña y se convirtió en mujer. Se entera de que es hora de que su matrimonio sea consumado por el coronel, ella siente miedo y sin pensarlo, se lanza hacia un carro: no porque no desea vivir, sino porque descubre que no quiere ser tocada por su esposo, que es el coronel y que le triplica la edad.

La muchacha de los libros usados es una obra de contenido dramático y con un toque de comedia, donde se exploran temas de opresión hacia la mujer. El teatro cuenta con una puesta en escena circular, poética y cantada. Me encantó el trabajo del elenco, en especial las voces que  fueron muy limpias y precisas. El elemento en la puesta en escena  que sorprendió a más de uno, fue la jaula que llevaba la muchacha de los libros usados el día de su matrimonio, jaulas que representan la opresión en la que ella vivía.

La muchacha de los libros usados fue escrita por Arístides Vargas y dirigida por Mariana Palau, estrenada en el Teatro Aranwa de Jesús María. Con Mayella Lloclla, Antonio Aguinaga, Carlos Montalvo, Sylvia Majo, Juan Carlos Díaz Therán, Javiera Lizama y Paula Lizama.

María Victoria Pilares
4 de diciembre de 2016

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