sábado, 16 de enero de 2016

Crítica: HOY PROMETO NO MENTIR

El mundo interior de un dramaturgo   

Estrenada en 2012 en el quinto piso de un hotel, con la dirección del siempre transgresor Carlos Tolentino, la pieza Hoy prometo no mentir de Gonzalo Rodríguez Risco nos ofreció las historias de un hombre (Jason Day) y una mujer (Fiorella Pennano) que deciden contar sus propias verdades en escena, despojándose de toda máscara que les impida cumplir su objetivo. Se trata de una interesante pieza introspectiva que explora los sentimientos más profundos de dos personajes comunes y corrientes, pero que tienen mucho que decir; y además, se inscribe perfectamente en el estilo del autor, tan acertado cuando retrata los conflictos internos de sus complicados personajes.

La puesta en escena fue repuesta oportunamente en el Teatro Mocha Graña, buscando la complicidad e intimidad con el público. Aparecen los protagonistas: ella, una dramaturga que al hablar de su nueva obra, revela los tristes momentos que debió vivir cuidando a su padre enfermo por mucho tiempo; y él, un triunfador con un pasado de obesidad, desea cambiar la vida de sus oyentes, pero repara que su éxito no es completo del todo. Luego, sucede el encuentro de estos dos personajes, en el que la consigna es hacer valer la promesa de no mentir, al menos, por un día.

Con la premisa de darle todo el realismo posible a la puesta en escena, el director Manuel Trujillo, quien tiene en su haber interesantes montajes como Los disfraces (2013) o Eclipsadas (2014) y sus actores Anabelí Bolaños y Yamil Sacin Rey de Castro hacen su mejor esfuerzo, consiguiendo el objetivo deseado en varios momentos. De acuerdo al comentario que publicara Diego La Hoz (muy amigo del autor) sobre la pieza, el verla fue “como si nuestros secretos se abrieran suavemente en el rumor de una bonita nostalgia. Me encanta sentir que Gonzalo no miente nunca. Me fascina que sus temas recurrentes sigan vivificados en su propia ficción. Un maduro autorretrato.” En conclusión, Hoy prometo no mentir de Gonzalo Rodríguez Risco es una curiosa pieza introspectiva que ofrece una propia mirada al mundo interior de uno de nuestros destacados dramaturgos, que tiene mucho que decir.

Sergio Velarde
16 de enero de 2016

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