domingo, 3 de agosto de 2014

Crítica: BÉSAME MUCHO

Nada nuevo en el horizonte. 

Lucia (Anneliese Fiedler) entra al departamento de Fernando (Daniel Neuman), con el evidente propósito de seducirlo, a pesar de encontrarse ambos casados: ella, con el chef del momento Pablo (Diego Lombardi); y él, con su tradicional esposa Patricia (Alexandra Graña). La excusa esgrimida por Lucía para entrar en el departamento puede que sea acaso la más cliché: un poco de azúcar para endulzar su café. Así como lo menciona en escena la misma Lucía, el tema de la infidelidad resulta tan manido y cliché - y no solo en teatro, sino en cualquier producto televisivo - que el reto de la obra Bésame mucho, escrita y dirigida por Ernesto Barraza Eléspuru y estrenada en el Centro Cultural El Olivar, tenía la responsabilidad de ofrecer algo novedoso o en todo caso, darle un giro radical al tema para no caer en el estereotipo. Lamentablemente, nada de esto sucede: la puesta en escena de Bésame mucho no ofrece absolutamente nada que no se haya visto mil veces; y todo esto agravado, por el hecho de ser este montaje auspiciado por el concurso de dramaturgia Sala de Parto 2013. 

No hay nada nuevo en el horizonte: el hecho de ser Pablo un reconocido chef resulta ser un dato meramente circunstancial, ya que no existe una sola línea interesante que hable sobre el supuesto boom gastronómico que atraviesa nuestra ciudad. Si bien es cierto la escenografía es funcional, resulta desconcertante el par de escenas seguidas con cada pareja “formal” en su respectiva cama, mientras es auscultada por la otra: esta injustificada imagen rompe con el supuesto secreto que sostiene el drama de la obra. Por otro lado, una vez consumada la infidelidad de Lucía con Fernando, solo queda esperar la inminente revelación y asistir a los reiterados coqueteos entre Pablo y Patricia. El suspenso se diluye de a pocos, el clímax carece de la contundencia necesaria, y el final abierto y previsible, que acaso desliza la posibilidad de considerar como “disculpable” una simple “canita al aire”, resulta por lo menos, discutible.

El elenco hace lo que puede por darle veracidad a sus personajes y acciones, encabezado por un irregular Neuman, que resulta incluso inaudible por momentos. Fiedler y Lombardi, a pesar de sus comprobados registros histriónicos (ella, enérgica y versátil en La pera de oro y Puertas comunicantes; él, contenido y preciso en Bolognesi en Arica), consiguen que sus personajes luzcan afectados y poco naturales. Acaso la única que mantiene la dignidad sea Alexandra Graña (grata revelación teatral en Frankie y Johnny en el Claro de Luna), muy correcta y natural en su accionar. Bésame mucho resulta una comedia fallida, con una dramaturgia endeble y carente de sorpresas, que no aporta nada nuevo sobre un tema tan trillado como lo es la infidelidad; y, discrepando con el comentario de Gabriela Javier Caballero, el joven dramaturgo y director Ernesto Barraza Eléspuru todavía nos debe una pieza con un mayor vuelo que Rockstars.

Sergio Velarde
3 de agosto de 2014

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