sábado, 9 de noviembre de 2013

Crítica: UN BICHO QUE DA BESHOS PARA SALVAR EL PLANETA

Las mejores intenciones ecológicas

La moda ecológica sigue su avance, centrándose en propuestas teatrales especialmente dirigidas a los niños, para hacerles partícipes de los gravísimos peligros que le ocasionaríamos al planeta de seguir contaminándolo. Montajes como los que presenta el grupo Palosanto (Villasucia, La zorra vanidosa, por ejemplo), engranan con coherencia sus tramas con el necesario cuidado del medio ambiente. Pues bien, una nueva obra se suma a la causa: la Asociación Cultural Comunicando Senti2 y el Centro Cultural El Olivar presenta, con el apoyo del Ministerio de Cultura, la pieza Un bicho que da beshos para salvar el planeta, escrita y dirigida por Gabriela Aliaga, que demuestran las muy buenas intenciones de la creadora, pero que no funcionan del todo en su puesta en escena.

La trama es bastante sencilla: un bosque es deforestado progresivamente por Mariano (Leito Monteverde), un pintoresco inversionista de bienes raíces, completamente ajeno a la ecología. Es entonces que la Anaconda (Cristina Urueta), el Paiche (Walter Huallpa) y el Mono Maquisapa (Juan Carlos Díaz) deben unirse para hacerle frente, en complicidad con los niños, para detener tamaña atrocidad. Y aquí viene lo mejor del montaje: algunos niños suben al escenario para recoger la basura arrojada por Mariano en cajas de reciclaje, en otras palabras, ponen en práctica real el leitmotiv del montaje. No sucede lo mismo cuando la directora deja suelto en plaza al (supuesto) antagonista de la obra, pues Monteverde es demasiado vital y carismático como para ganarse el odio de los niños, quienes por el contrario, le dan siempre la razón y hasta son cómplices de sus maldades.

Algunos códigos escénicos también están poco definidos, como por ejemplo: si el gran Árbol es incapaz de moverse por ser un vegetal, ¿cómo sí se pueden mover las flores? Si estas últimas son manipuladas por los actores vestidos de negro, supuestamente inexistentes teatralmente, ¿por qué aparecen después con los mismos vestuarios portando sierras eléctricas y hablando? Pero estos detalles parecen no afectar demasiado el montaje, que goza de la total atención de los pequeños, gracias al trabajo actoral en conjunto. Un bicho que da beshos para salvar el planeta es un irregular montaje ecológico, pero realizado con esmero y con las mejores intenciones.

Sergio Velarde
10 de noviembre de 2013

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