sábado, 2 de junio de 2012

Crítica: LA HUELLA

Entretenida trama de suspenso

Estrenada en 1972 y dirigida por el laureado director estadounidense Joseph Mankiewicz, La huella (Sleuth) es una entretenida película de suspenso en la que se enfrentan, en un magnífico duelo interpretativo, dos gigantes de la actuación británica: Laurence Olivier y Michael Caine. Basada en la obra teatral del mismo título de Anthony Schaffer, la historia pretende ser una fuerte crítica hacia la aristocracia británica, debido a que el principal conflicto de intereses radica en la clase social de los protagonistas, quienes compiten por el amor de una mujer. Dirigida en nuestro país por Manuel R. Pimentel y producida por Magno Teatro en el Auditorio del ICPNA de Miraflores, La huella centra la atención en la inteligente trama que le depara algunas sorpresas al espectador.

Algo tienen en común el soberbio y afamado escritor de novelas policiales Andrew Wyke (Javier Valdez) y el actor desempleado Milo Tindle (Claudio Calmet); se trata de la mujer del primero. Enterado del asunto, el escritor cita en su sofisticada residencia al amante de su mujer y le propone un negocio que podría traer consecuencias fatales para uno de ellos. Estructurada en dos actos, la trama nos muestra pistas falsas, que poco a poco van quedando al descubierto. La acción es fluida y el suspenso es bien trabajado en escena, hasta la resolución final.

Se puede apreciar un buen aprovechamiento del espacio que ofrece el ICPNA de Miraflores, así como una cuidada propuesta escenográfica. La utilización del multimedia (en el que vemos los exteriores de la casa) y las luces contribuyen a generar un espacio estilizado y frío, acorde con la personalidad de Andrew. El oficio en las tablas que tiene Javier Valdés lo ayuda a no palidecer ante un excelente Claudio Calmet, que resulta muy natural en su actuación y perfectamente creíble en el último acto, siendo vengativo, seductor e inquietante a la vez. Esta versión peruana de La huella no defrauda y se convierte en un espectáculo muy disfrutable e intenso.

Sergio Velarde
02 de junio de 2012

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